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Vivir haciendo piruetas

Montse siempre prefirió vivir haciendo piruetas y no punto de cruz. Montse no es una mujer distinta a las de su generación, si no que como ella dice, es una mujer única en su generación.

Tierra, mar y aire

No hay nada que se le resista. Salto de trampolín esquí, natación, paracaidismo… Montse siempre ha tenido fuego corriendo por sus venas.

A sus 91 años derrocha una vitalidad sin precedentes, un ejemplo de supervivencia y un secreto que ella misma desvela: mucho amor a la vida.

Poder volar

El sueño de Montse siempre había sido volar, y lo hacía a través del salto de trampolín. A sus 49 años, su hijo la llevó a saltar en paracaídas y ahí Montse cumplió de verdad su sueño.

Tras la muerte de su hijo, Montse siguió saltando y se enamoró para siempre de este deporte, tanto que llegó a realizar casi 1000 saltos, toda una hazaña sin precedentes en una mujer de su edad.

NACERFUEGO

HISTORIAS DE CABREIROÁ