EL MOTOR DE UN SUEÑO
Carlos empezó a seguir la Fórmula 1 en el 2003, con apenas ocho años. Dos años más tarde, visita por primera vez una carrera en Barcelona. Poder conocer desde dentro el mundo de la Fórmula 1 cambia su vida para siempre, pues en el camino de vuelta a casa Carlos le dice a su padre: “Papá, yo quiero algún día ser piloto de Fórmula 1”.
Hoy, veinte años más tarde y sin saber lo difícil que iba a ser, todavía recuerda como si fuera ayer su debut, su primera carrera en Australia, y el momento previo en el que su propio padre le dijo que iba a ser piloto de Fórmula 1, que su sueño se estaba cumpliendo.
SU GASOLINA: LA COMPETICIÓN
En el ADN de Carlos vive la pasión y la determinación que ha tenido siempre para cumplir sus objetivos. En su día a día y desde pequeño, siempre ha hecho de todo una competición, y es ese gen competitivo el que ha mantenido la llama toda su vida.
Porque para Carlos, Nacer Fuego significa tener un pensamiento constante en la cabeza, un objetivo, ser campeón del mundo, y luchar por él.